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viernes, 27 de abril de 2018

Gracias a Dios por la vida de Josué de Jesús.

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Ayer 26 de abril a media a mañana, me enteré que el buen amigo Josué de Jesús había sido promovido a la presencia del Señor. Informaron que su cuerpo fue encontrado en su hogar; en Passaic, New Jersey. La noticia de su deceso me estremeció.
Josué no sólo fue un extraordinario cantante que administraba una maravillosa voz con maestría, interpretando las grandes canciones con un sello de excelencia y buen gusto; sino que fue un gran ser humano.

Mientras leía las reseñas de amigos y conocidos, algo retumbaba en mi cabeza, hasta que leí unas publicaciones, de otros buenos amigos comoJeremias Tamarez y Belkis Del Rosario; quienes escribieron que Josué era un gran cantante y un hombre grande. Justo eso pensaba: “Josué era un hombre grande”, y concuerdo con los amigos, que no creo que él lo supiera o estuviera interesado en eso. Creo que él sabía que la grandeza definitiva le pertenece a Dios.
En el ambiente profesional de un comunicador, se interactúa con muchas personas, pero no siempre se construyen relaciones de importancia. Josué era de esos seres humanos cuyo trato afable y respetuoso generaba ese nivel de relaciones. Él se acercaba y no tenía nada que ver con la promoción de una canción o un disco. Sólo quería conversar. Lo consideré un amigo y hermano en Cristo.
Siempre lo reconocí preocupado por el evangelio, cuyo compromiso lo llevaba a externar inquietudes válidas. A veces se comunicaba sólo para hablar del evangelio.
La imagen puede contener: 1 persona, sonriendoSu conocimiento de la cultura evangélica vernácula, como de la de Nueva York, le permitía ir de una anécdota a otra con gracia y humor, pero también expresando sabiduría detrás de las historias.
Como teníamos una gran cantidad de contactos comunes en las redes sociales, he leído muchos comentarios, en los que la gente se expresa de él en forma admirable. ¡Esa es una gran marca! De todos los comentarios, lo que más me ha emocionado son las esperanzadoras palabras que se repiten: “Nos veremos pronto en la eternidad.” La gente que así se expresa, reconoce en ese humilde hombre a un siervo de Dios.
Sabemos que hay dolor en las vidas de su hijo, de sus hermanos y de toda la familia extendida, a causa de su partida; mientras eso sucede, oramos que el consuelo y la paz de Cristo, les conforte, al recordar la promesa.
Doy gracias al Señor por la vida, el talento y el legado de Josué de Jesús.por:Francis Montás

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