La Reforma Protestante cumple 500 años; destacan sus aportes

Representantes de iglesias evangélicas, sacerdotes católicos y académicos resaltaron ayer los aportes religiosos, sociales, políticos y económicos que ha realizado la comunidad evangélica en el país y en el mundo durante los 500 años que cumple la Reforma protestante, y destacaron que más del 20% de la población latinoamericana profesa esa fe.
También realzaron las contribuciones del movimiento reformista luterano, en un evento denominado “La Reforma protestante: su impacto 500 años después”.
El protestantismo es hoy, según Carolina Armenteros, una religión mundial: tiene más de 4 millones de congregaciones individuales, reunidas en más de 38 mil denominaciones.
Solo en América Latina, más del 20% en países como República Dominicana, El Salvador, Brasil, Honduras, Costa Rica y Guatemala profesan la fe evangélica.
Armenteros cree que la denominación es, actualmente, menos europea que nunca antes. Esto, a pesar de que fue en Alemania donde principió el movimiento reformista luterano.
En efecto, el sacerdote alemán Martín Lutero colgó en 1517 sus 95 tesis en el Castillo de Wittenberg, y esto originó un movimiento que cuestionaba la doctrina de la iglesia católica.
La razón era que, según los protestantes, la autoridad papal vendía indulgencias e imponía penitencias como forma de perdonar los pecados.
Lutero postuló la Gracia divina para el pecador, sin necesidad de comprar indulgencias papales y otros “remedios” para el alma.
Este postulado era hijo de una aguda observación teológica: a pesar de indulgencias y penitencias, el pecador se sentía cada vez más pecador y más culpable.
La Reforma también rechazaba la Inquisición y la excomunión de personas, pues consideraba que la redención procedía de la misericordia celestial. El mismo Lutero quemó la bula que lo excomulgaba.
Lo cierto es que a partir de allí, el movimiento religioso se expandió y conquistó otros pueblos y tierras.
La reconciliación de hermanos. El catolicismo también celebró la efemérides. En su ponencia, el rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), padre Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, apreció “el gran acontecimiento” y promovió la unidad entre protestantes y católicos. Más aún: disecó la Reforma y trazó la vida de Lutero.
Otro católico que participó en la conmemoración fue Martín Lenk. Este sacerdote jesuita observó que la Reforma quebró la unidad cristiana y provocó uno de los más profundos cismas de Occidente. El desafío es para él reunificar al mundo cristiano.
Un panel siguió a las ponencias, compuesto por la presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, Mukien Adriana Sang Ben, y por Carolina Armenteros, Martín Lenk, Alina Bello Dotel, José Delmonte Soñé, Francisco de los Santos Ureña y Telésforo Isaac.
La académica analizó las condiciones socioeconómicas que permitieron el desarrollo del movimiento. La Reforma luterana, según ella, facilitó la expansión del capitalismo.
La Cruz sobre el país. Susana Sánchez, pastora y teóloga, expuso sobre el protestantismo en el país. Así pues, su ponencia fue un vistazo histórico a la presencia protestante. Esta hunde sus raíces en la dominación haitiana.
En efecto, Boyer trajo en 1824 negros libertos procedentes de Estados Unidos, quienes profesaban la fe evangélica. Fueron establecidos en el Cibao, principalmente en Samaná, y forjaron una comunidad de misioneros que predicaban el evangelio.
Ya antes, en el siglo XVI, comerciantes y piratas introducían de contrabando Biblias luteranas en la isla. Fueron tantas, que la Iglesia católica confiscó y quemó 300 de esas Biblias.
Sánchez aprovechó la ocasión para hacer una reflexión crítica sobre la tecnología y la “muerte ecológica de la naturaleza”.
Iniciativa. Otro que aprovechó la ocasión fue el diputado José Laluz, quien presentó un proyecto legislativo que busca se declare el 10 de noviembre de cada año como el Día de la Transparencia Institucional.
¿Por qué ese día? Dos razones consagran ese día como el más apropiado: porque un 10 de noviembre nació Martín Lutero (1483) y porque otro 10 de noviembre cayó el muro de Berlín (1989). Fuente: Hoy